Boro: El boro de los alimentos, el borato de sodio y el ácido bórico, se absorben rápidamente y se excretan en mayor parte por la orina. Muy poco se sabe acerca del mecanismo por el que se absorbe o transporta el boro en el organismo.
Calcio: El calcio es esencial para la funcionalidad integral de los sistemas nervioso, muscular y esquelético. Juega un papel importante en la función cardiaca normal, función renal, respiración, coagulación sanguínea, y en la funcionalidad de la membrana celular y en la permeabilidad capilar. También el calcio ayuda a regular la liberación y almacenamiento de neurotransmisores y hormonas, la captación y unión de aminoácidos, absorción de vitamina B12 y la secreción de gastrina. La mayor fracción de calcio se encuentra en la estructura primaria del esqueleto (99%) como hidroxiapatita, Ca10 (PO4)6 (OH)2, se encuentran presentes pequeñas cantidades de carbonato de calcio y fosfatos de calcio amorfos. El calcio en el hueso está en constante intercambio con el calcio plasmático. Ya que las funciones metabólicas del calcio son esenciales para la vida, cuando hay un desajuste en el balance de calcio debido a deficiencias en la dieta o por otras causas, las reservas de calcio en el hueso pueden depletarse para llenar las necesidades agudas del organismo. Por lo tanto, a largo plazo, la mineralización normal del hueso depende de las cantidades adecuadas de calcio total corporal. Aproximadamente una quinta a una tercera parte del calcio administrado oralmente se absorbe en el intestino delgado, dependiendo de la presencia de los metabolitos de vitamina D, pH en el lumen y otros factores de la dieta, como la unión del calcio a la fibra o filatos. La absorción de calcio especialmente con la sal de carbonato, puede estar reducida.
Su eliminación es 20% renal, la cantidad en orina varía con el grado de absorción del calcio y si hay una pérdida excesiva de hueso o insuficiencia renal. Fecal 80%, consiste principalmente en calcio no absorbido, con solamente una pequeña cantidad de calcio fecal endógeno no excretado.
Cobre: El cobre es absorbido en la porción proximal del intestino delgado y transportado al hígado. En el hígado, el cobre es incorporado dentro de la ceruloplasmina que es el mayor acarreador sanguíneo de proteínas; el cobre es esencial para la formación de tejido conjuntivo, hematopoyesis y funcionamiento del sistema nervioso central.
Cromo: Los estudios muestran que cerca de 1% o menos de la dieta diaria del cromo inorgánico se absorbe, mientras que 10 a 25% de cromo GTF puede absorberse.
La ruta predominante de excreción del cromo endógeno es la orina. La pérdida promedio diaria es aproximadamente de 7 a 10 mcg.
Magnesio: El magnesio se absorbe principalmente en yeyuno e íleon; probablemente intervenga un mecanismo de transporte activo. La cantidad que se ingiere influye en su absorción; al elevarse el consumo, disminuye el porcentaje de magnesio absorbido. También existe competencia entre él y el calcio por la captación de la mucosa; al aumentar la concentración de uno, disminuye la absorción del otro.
He aquí dos factores que también aminoran la absorción de magnesio: ingestión abundante de fósforo y esteatorrea. Las sustancias que mejoran la captación de agua en la mucosa incrementan asimismo la absorción del magnesio.
La excreción renal del magnesio representa el regulador fundamental de su metabolismo. La concentración plasmática de magnesio se mantiene bastante constante a unos 1.7 mEq por litro (2-3 mg por dl como límite normal). Al aumentar la ingestión de magnesio se intensifica su excreción urinaria y no se altera la concentración en el plasma. Si el aporte es bajo, su excreción urinaria alcanza un valor casi imperceptible; en cambio, ante un aporte muy escaso y prolongadamente bajo, su concentración en el plasma tiende a elevarse.
Manganeso: El manganeso se absorbe desde el tracto gastrointestinal y se distribuye principalmente en el hígado, donde actúa como cofactor de la fosfatasa alcalina y en la síntesis del colesterol.
Molibdeno: El molibdeno se absorbe fácilmente como molibdato en el intestino delgado, a pesar de que parte de la absorción se lleva a cabo en todo el tracto intestinal. Hay un poco de retención de este elemento con excepción del hígado, adrenales, riñones y huesos. El molibdeno se excreta rápidamente en la orina y en cantidades limitadas vía biliar y heces.
Selenio: Se absorbe desde el tracto gastrointestinal, distribuyéndose principalmente en el hígado, cerebro, músculo-esquelético y diversas glándulas endocrinas, donde actúa como cofactor enzimático.
Silicio: El silicio se absorbe fácilmente. A pesar de que se ingieran grandes cantidades, la concentración en la sangre se mantiene relativamente constante, no más de 1 mg por 100 ml. Se excreta fácilmente por la orina y heces.
Vanadio: Es parte de varios sistemas enzimáticos y está presente en los dientes. La deficiencia de vanadio produce un crecimiento retardado, problemas en reproducción, aumento en el volumen de células sanguíneas apiladas y hierro en la sangre.
Yodo: Se asimila fácilmente desde la mucosa gástrica hasta la primera parte del intestino delgado. Ya en circulación el yodo se encuentra en forma de yodoglobulinas. Se acumula en todos los tejidos y líquidos intersticiales y es captado por la glándula tiroides. El yodo se excreta principalmente por la orina, sudor y otros. Su acción consiste en ser eutiroideo y por ello tiene acción sobre el metabolismo de las grasas.
Aumenta la secreción de la leche y el porcentaje de grasas de la misma. También fluidifica las secreciones bronquiales y produce mayor actividad circulatoria pulmonar.
Zinc: El zinc y sus sales se absorben pobremente del tracto gastrointestinal, sólo una pequeña proporción de la dieta del zinc es absorbido. El zinc se distribuye extensamente a través del cuerpo y se excreta en las heces con sólo trazas que aparecen en la orina debido a que los riñones tienen poco o ningún rol en la regulación del contenido de zinc en el cuerpo.